Al igual que la metalurgia y el procesado del grano, la producción de tejidos en los grandes asentamientos argáricos también parece haberse desarrollado a un nivel superior al de los ámbitos domésticos, al menos en los momentos más avanzados del periodo argárico. Como botón de muestra, en el asentamiento de El Argar se hallaron dos instalaciones para la cocción a gran escala de pesas de telar, la primera de las cuales se componía de un tronco carbonizado rodeado de 500 pesas, mientras que, en la segunda, otras 100 pesas permanecían apiladas alrededor de una vasija de cerámica llena de carbón.
Según la cronología asignada a dicha vasija (subtipo 2B3y según Lull), estas áreas de producción especializada datan de momentos avanzados dentro del período argárico. Por otro lado, han podido identificarse los restos de dos telares en diferentes talleres de Peñalosa (IVa y VIg). El primero se asociaba a 50 pesas de arcilla, y, el segundo, a 27. Teniendo en cuenta estas cifras, las pesas encontradas en El Argar habrían permitido fabricar entre 12 y 22 telares.
En definitiva, a pesar del carácter perecedero de las fibras empleadas en la producción textil, hay indicios para pensar que ésta ocupó un papel destacado en el conjunto de la economía argárica.