Los inicios de la arqueología argárica cobraron carta de naturaleza a finales del siglo XIX, cuando los hermanos Henri y Louis Siret excavaron en 10 yacimientos argáricos y publicaron modélicamente sus hallazgos. A estos ingenieros de minas belgas se debe, entre otros, la excavación del yacimiento epónimo de El Argar (Antas, Almería) con sus más de 1000 tumbas. Tras la vuelta de Henri a Amberes, Louis Siret continuó trabajando en el sudeste durante toda su vida con ayuda de su capataz Pedro Flores, abordando temas diversos relacionados básicamente con el Neolítico y la Edad de los Metales.
Además de El Argar, entre el repertorio de poblados y necrópolis argáricas excavadas por los hermanos Siret en Almería y Murcia figuran El Oficio, Fuente Álamo, Gatas, Ifre, La Bastida y Zapata. Estos yacimientos se dieron a conocer junto con otros de cronología anterior (Neolítico y Calcolítico) en la publicación de 1887, Les Premières Âges du Métal dans le Sud-est de l’Espagne (1887), la cual obtuvo el premio Martorell y fue publicada en castellano en 1890 con el título de Las primeras edades del metal en el sudeste de España.
Tras la muerte de Louis Siret en 1934, la investigación sobre la sociedad argárica se caracterizó por su fragmentariedad y por un interés empírico y cronotipológico. Las opiniones a la hora de definir la sociedad argárica oscilaban entre las que atribuían a la población una semejanza en términos de riqueza y las que postulaban la existencia de desigualdades sociales al constatar diferencias cualitativas y cuantitativas en la composición de las ofrendas funerarias.
El trabajo de Lull (1983) marcó un punto de inflexión en la investigación arqueológica argárica. Lull revisó sistemáticamente toda la información publicada hasta la década de los 70, aplicó métodos estadísticos para establecer la tipología de los artefactos argáricos y propuso desde el marxismo una lectura de la sociedad argárica que ponía de relieve su articulación clasista.
Este último trabajo y la publicación de Schubart y Ulreich (1991), que reúne un importante corpus de datos relacionados con los contextos funerarios de El Argar procedentes de la colección Siret, constituyen referentes bibliográficos fundamentales. En las últimas décadas, el estudio en torno a la sociedad argárica se ha visto reforzado con proyectos enfocados a resolver problemáticas paleoecológicas, económicas y sociológicas. Fuente Álamo, a finales de los 70 (Schubart, Pingel y Arteaga 2000), Gatas, a mediados de los 80 (Chapman et al. 1987; Castro et al. 1994; Castro et al. 1999) y Peñalosa (Contreras 2000) y la Illeta dels Banyets (Olcina 1997, Soler 2006) a finales de los 80, o La Bastida, en la actualidad, figuran entre las iniciativas más sólidas. A estos proyectos se unen diversas excavaciones llevadas a cabo en el pasado o en la actualidad en Granada (Terrera del Reloj, Castellón Alto, Loma de la Balunca, Fuente Amarga), Alicante (La Horna, Tabayá, Caramoro , Cabezo Pardo) y Murcia (El Rincón de Almendricos, Los Cipreses, Lorca, Punta de los Gavilanes, Bagil) que aportan datos de diferente orden para el avance de nuestros conocimientos.