La sociedad argárica ofrece una de las manifestaciones arqueológicas más emblemáticas de los inicios de la Edad del Bronce. Se desarrolló en el sudeste de la península Ibérica entre ca. 2200 y 1550 cal ANE, coincidiendo aproximadamente con los grupos arqueológicos “clásicos” del Bronce Antiguo europeo, como Wessex, Túmulos Armoricanos, Polada o Unetice.
El surgimiento de El Argar supuso una ruptura con respecto al periodo calcolítico precedente en aspectos como el desarrollo tecnológico, las relaciones económicas, los patrones urbanísticos y de organización territorial, o los ritos funerarios.
La orientación de la producción hacia la obtención de excedentes centralizados en un contexto de marcada explotación social supuso el nacimiento de uno de los primeros Estados de Europa occidental.